Entre Pedras, todo un ejemplo de ética vegana en la capital gallega
- cunchasmagazine
- 24 nov 2021
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 25 nov 2021
Melanie Fernández | 24 de noviembre, 2021

Hace tan sólo dos semanas dábamos comienzo a esta sección mencionando los bares y restaurantes imprescindibles para estudiantes de Santiago. Entre ellos, el primer restaurante vegano que existió en la ciudad, el Entre Pedras, cuyas propietarias, Lucía Eiras y Andrea Virgili, basan su negocio en la difusión de la ética vegana, el animalismo y las condiciones de trabajo dignas. Recientemente, participaron en la primera feria vegana que hubo en Galicia, Vegana.gal, que fue todo un éxito y en la que volverán a estar la próxima primavera.
Melanie: Primero que todo, ¿quién está detrás de este proyecto?
Lucía: El proyecto de crear el Entre Pedras lo formamos dos amigas: yo, que soy Lucía Eiras, y la que era mi socia, Laura Maleta. Lo que hicimos fue crear una empresa cooperativa porque nos gustaba más que el modelo de sociedad limitada, por ejemplo, y también pensando en que un futuro quizás hubiera más socios. Queríamos y optamos por una forma de trabajo equitativa en la que fuera lo mismo para las dos, un cincuenta-cincuenta.
Hasta 2019 estuvimos trabajando las dos con tres empleados, pero, en ese año, mi socia tuvo una hija y se quería retirar, por lo que tuve que buscar a otra persona para estar conmigo a cargo del negocio. Por aquel entonces, ya teníamos a una persona trabajando en la cocina con nosotras, Andrea Virgili. Ella, desde ese momento, se convirtió en mi socia y las dos decidimos embarcamos en la aventura de cambiarnos de local. Antes estábamos en la Rúa Hospitaliño número 18, pero ese local se nos quedaba pequeño, no daba mucho dinero y estaba algo mal planteado. Por eso, cuando se quedó libre uno más grande en el número 7, no dudamos en dar el salto y plantearlo de otra manera invirtiendo más dinero. Y ahora estamos mi socia y yo con un equipo de cinco empleados.
M: ¿Cómo surgió la idea de crear Entre Pedras?
L: Pues, Laura y yo veníamos de trabajar en la hostelería. Nuestro último trabajo fue juntas en un restaurante vegetariano y, ante la idea de continuar en el sector hostelero y volver a trabajar en algún local que sirviera carne o pescado, que nosotras no consumimos y no lo veíamos muy ético, teníamos, más bien, ganas de montarnos un bar-restaurante acorde a lo que éramos. Así surgió, con toda nuestra ilusión de crear un modelo de negocio de hostelería diferente. Teníamos ganas de que hubiera un espacio vegano en la ciudad en donde hubiera unas condiciones laborales decentes, porque la hostelería es un desastre en eso.
M: ¿Por qué elegisteis este nombre?
L: La verdad no somos muy creativas en eso y no se nos ocurría nada. Hasta que, en un momento dado, se le ocurrió ese nombre a mi exsocia Laura Maleta.
El significado que le atribuimos a Entre Pedras fue, de alguna manera, la fuerza con la que la vida se abre paso, una metáfora de nuestro camino, porque en Santiago todo está, precisamente, entre pedras. Crecen muchas raíces y hierbas que rompen las piedras, emergen, nacen.
M: ¿Qué significó para vosotras el hecho de ser el primer restaurante vegano de Santiago?
L: Para nosotras significó tener un espacio propio. No era muy conocido al principio la verdad. Mucha gente nos decía “os vais a morir de hambre porque ni siquiera servís leche en un café” y a nosotras siempre nos dio igual eso. Queríamos tener un negocio coherente a nuestras ideas y a nuestra forma de vida. Y la verdad siempre deseamos que hubiera más locales veganos en la ciudad para poder ir nosotras también a otros sitios.
M: ¿Fue duro al principio llegar a vuestro público objetivo?
L: Llegar al público en general fue duro porque en aquel momento, en 2013, cuando abrimos, las redes sociales no estaban tan de moda como ahora; no teníamos dinero para publicidad, porque la verdad que lo montamos de una manera muy humilde, con mucho trabajo, pero con poco dinero; todavía no era tan conocido el veganismo, de hecho, le pusimos que era 100% vegetariano porque la palabra 'vegano' a todo el mundo le sonaba un poco a chino, pero 'vegetariano' era un poco más reconocible.
Y si, nos costó mucho arrancar, creo que mucho más que a cualquier otro negocio. Pero la verdad siempre tuvimos clientes fieles, los veganos por supuesto. Muchos de ellos se enteraron a lo mejor después de un año de que abrimos de que existíamos, que eso fue un problema nuestro de publicidad, que no lo hicimos bien. Pero bueno, poco a poco conseguimos ir ganando clientela gracias más al boca a boca que a cualquier otra vía. Creo que hasta el cuarto o quinto año que el bar estaba abierto no empezó a funcionar de verdad y realmente el bar sigue abierto porque somos muy tercas, pero podríamos haber cerrado antes, lo que pasa que dijimos “no, tiene que funcionar sea como sea” y con paciencia, cariño y trabajo, al final está funcionando.
M: ¿Cuáles son los principales valores del local y de sus propietarias?
L: Todos los que entran dentro del mundo del veganismo, el animalismo, la ética, etc., ya te imaginas. Y después, a parte, el tener una empresa que trata a sus empleados con condiciones laborales decentes; con contratos reales; cotizando todo lo que trabajan; con un sueldo por hora más alto de lo que marca el convenio, porque es una vergüenza, y nada, condiciones laborales dignas, no es tan difícil.
No entendemos por qué el mundo de la hostelería está tan mal. Bueno, si lo entendemos, porque todo el mundo quiere ganar más y pagarles una mierda a los empleados. Pero nosotras no lo vemos así, porque si tu tienes gente trabajando en tu negocio y están contentos pues el negocio funcionará muchísimo mejor. Tú no le tienes por qué robar la vida a nadie. Las horas que están allí están trabajando para ti y todo lo que cobran se lo merecen.
También compramos todo lo que podemos en comercio local, en tiendas de Santiago pequeñas. Las verduras se las compramos a un comercio que se llama D'aldea; el pan se lo encargamos cada mañana a la panadería A Tafona do Preguntoiro; el pan de molde a otra panadería que se llama Pan da Moa, y así con todo. Intentamos que el dinero quede dentro de la ciudad y que las cosas sean lo más sostenibles posible en el sentido de envases, generar los menos residuos -aunque eso ya te digo que es difícil-, intentar usar pocos alimentos procesados y elaborar nosotras casi todo lo que vendemos en el restaurante, lo cual lleva muchísimas horas de trabajo, pero así nos gusta a nosotras que sea. Que no sea sacar de un paquete industrial, hacer una hamburguesa, meterla en un pan y venderla, no. A nosotras nos gusta hacer todo el proceso, desde que picamos la cebolla hasta que le damos forma y luego la vendemos. Esa es nuestra filosofía de vida. Todo así.
M: ¿Habéis pensado en abrir más restaurantes Entre Pedras en un futuro?
L: Nos encantaría que hubiera un montón de Entre Pedras por el mundo, pero económicamente que no es viable y después de la pandemia muchísimo menos. Estamos muy agradecidas de que el restaurante siga funcionando y de sobrevivir, pero la verdad es que para sobrevivir tuvimos que gastarnos todos los ahorros del local y todavía estamos remontando.
Y si, proyectos futuros tenemos. No sabemos cuándo los vamos a poder llevar a cabo, pero proyectos futuros hay.
M: Recientemente acudisteis a Vigo a la primera feria vegana sostenible de Galicia, Vegana.gal. ¿Por qué creéis que es importante que se lleven a cabo este tipo de eventos?
L: Pues si, fuimos a la feria vegana de Vigo. La verdad que fue increíble. Aún mandaba este martes un correo la organización, con motivo de que ya pasó un mes desde que fue la feria, y decían que, de las doce mil personas que fueron allí, el 40% consumía alimentos de origen animal e iban allí por curiosidad, para conocer el mundo del veganismo y para aprender un poco más sobre el tema.
Por eso, este tipo de eventos son super importantísimos para llegar a la población, para acercarlo, para que la gente vea que no es nada raro. Que no hay que comer lechuga todo el día, que es fácil encontrar hoy en día cosas que no lleven nada de origen animal. Ya no me refiero solo a la comida, también a la ropa, a la cosmética, etc. Y yo creo que en la feria se vio que hay de todo para todos los gustos. Fue un placer estar allí, aunque a nivel logístico fue una locura porque nosotras no tenemos una food truck y nos llevó muchísimo tiempo y esfuerzo estar allí, pero repetiremos sin duda vamos. Creo que la próxima va a ser en la primavera de 2022 y allí estaremos, eso seguro.
Commentaires